Escenópolis II. El séptimo arte y la urbanización del siglo XXI

Libro editado en el 2013 por Plaza y Valdés-IPN en la Ciudad de México
El cine fue un invento concebido por los hermanos Lumiére para ser disfrutado por el público el 28 de diciembre de 1895 ante 120 personas en un café de París, a partir de entonces y con el paso del tiempo se fue construyendo un arte donde la imagen en movimiento pasó a ser el principal atractivo en los espectadores que buscaban satisfacer su gusto por presenciar las historias contadas en la pantalla que despertaban todo un imaginario, que con el paso de las generaciones y de acuerdo a la importancia formarían parte de la memoria colectiva de las sociedades a nivel mundial.
Al reflexionar sobre la magia que iniciaba cada vez que se proyectaba una película, se da uno cuenta de que esta fue tan atrayente, que con el paso del tiempo fue convocando a un mayor número de espectadores ansiosos de vivir la experiencia cinematográfica, y de esta forma de los salones se pasaron a los teatros adaptados para presenciar este espectáculo, y de estos a las primeras salas de cine con miles de butacas, ciudades como México se conoció como los palacios cinematográficos. Estos, después de una etapa de apogeo que duró varias décadas, fueron decayendo, hasta desaparecer y dejar su lugar a los cines clubes multicinemas y, sobre todo, a los complejos multiplex, que son amos de recintos cinematográficos hoy en día. Durante este mismo proceso fueron apareciendo y desapareciendo propuestas como los autocinemas, y de manera muy delimitada hoy en día están los megapantallas IMAX y domos de inmersión digital, que aunados a los servicios cada vez especializados de los centros múltiplex, como las salas de lujo, o en tercera y cuarta dimensión, que se han convertido en hijos de la era digital de las pantallas mamut como el Cinemascope, que intentaron seguir captando audiencias a mediados del siglo XX, ante el surgimiento de medios masivos de comunicación multimedia como la televisión, que entró en competencia directa con la exhibición cinematográfica.
A principios del siglo XXI, en la Ciudad de México existen diversas opciones para vivir las experiencias de ir y estar en el cine, a pesar de que existen nuevos medios masivos de comunicación multimedia como el internet, que, es si se desea puede ser interactivo, y que permite el intercambio de datos escritos, de sonido e imagen; o de aquellos que nos han acompañado por más de medio siglo como la televisión, que se ha modernizado tecnológicamente con la llegada de la alta definición, cuya calidad de imagen se aproxima a mucho a un filme y que además busca utilizar al internet para comunicarse con el telespectador en vivo y directo. Analizar estos cambios resulta fundamental, para entender cuáles son las nuevas formas como el séptimo arte urbaniza a esta metropolicapitalina, al internalizarse en su tejido urbano y social, reconocido por varias generaciones de cinéfilos que conforman circuitos cinematográficos como el pornográfico, el de arte y el de salas hiperreales, entre otros, que se tratan de esta obra literaria.